lunes, 28 de noviembre de 2011

Desde las Entrañas

El día transcurrió normal, el calor era insoportable, lo único que menos se esperaría de un día como este era que a media noche se desatara una tormenta como la que acababa de comenzar. El cielo se tornó de un color rojizo con estelas de luz verde. Haruka y Michiru se encontraban dormidas, sin embargo debido al silbido del viento abriendo las persianas Michiru se despierta y lo primero que ve es que su espejo irradia una luz extraña. Justo antes de tomarlo con sus manos escucha que fuera de su habitación unos pasos acelerados se acercan cada vez más.

Algo temerosa, Michiru sale a ver que es aquello, e inesperadamente se topa con Setsuna quien le advierte en un tono de preocupación que debían abandonar la casa para partir hacia el Rosembelt ubicado en el Reino del Este. Michiru no entendía nada, pero despertó a Haruka impaciente quien se levantó súbitamente, algo confundida, pero como estaban acostumbradas a estas situaciones inesperadas no preguntó nada y fue a encender el auto.

En menos de un minuto ya estaban en marcha hacia aquel extraño lugar. Michiru se preguntaba una y otra vez qué podría causar ese fenómeno mientras observaba los reflejos de aquellos rayos en su espejo camuflados con algún mensaje extraño que éste quería revelar, pero por algún motivo no era posible. Setsuna miraba confundida todo su alrededor, incluso los árboles sentían el miedo y Haruka aceleró hasta alcanzar la velocidad máxima.

En un par de horas llegaron a aquel misterioso lugar, donde se veía a lo lejos el ojo de la tormenta. Habían escombros por todas partes, olor a putrefacción, murciélagos, los árboles segregaban savia azul. Aullaban aquellos animales que parecían ser lobos, pero era algo que ninguna de las sailor scouts habían visto anteriormente. Del centro de aquel ojo emanó un rayo de luz del cual poco a poco se fue divisando la imagen de alguien con un traje negro desde los pies hasta la cabeza y a la vez cubierto por lo que parecían ser unos tentáculos que provenían desde su espalda. Se escuchó un sonido de utratumba que dijo: “Bienvenidas, a vosotras os daré un trato especial”.

Las Outer se encontraban confundidas con lo que habían escuchado, y su sangre se heló al ver que poco a poco, Mercury, Mars, Jupiter, Venus, Saturn e incluso Sailor Moon se encontraban enrolladas en las babosas extremidades de aquel ser.

Sin dudarlo tomaron sus plumas de transformación, pero sin darse cuenta, las raíces de aquellos arbustos absorbieron su energía haciendo que estas cayeran inconscientes a la tierra húmeda y lo único audible en aquel momento fue una risa terrorífica.

Dos horas después, una a una, Haruka, Setsuna y Michiru, abrieron sus ojos y estaban acostadas en lo que parecían ser cajones y al incorporarse observaron que todo estaba hecho de huesos y piedras, era un calabozo, pero lo que las dejó sin poder articular una palabra fue cuando se miraron entre ellas. Su aspecto era el de un cadáver, su piel de tonos verdosos y azulados, sus cabellos grasientos, el brillo de sus ojos no existía más y las articulaciones de sus huesos eran totalmente visibles.

El aspecto de Haruka era tan raquítico como el de un esqueleto, en su rostro tenía lo que parecían unas correas con taches formando una cruz que sostenía parte de sus sesos. Michiru por otra parte tenía un barbijo de cuero que la ayudaba a sostener su mandíbula y los huesos de sus caderas estaban al aire. Setsuna había tomado un tono azulado de piel, de su cabeza sobresalían unos pequeños cuernos y de su cuello colgaban unas venas del mismo color.

Desde las sombras apareció aquel ser llamado Archord quien con esa estruendosa voz volvió a hablar diciéndoles: “Si quereís recuperar su mundo con el aspecto que le conoceís, es hora de empezar a completar las misiones que os asignaré, de otro modo vivireís como un alma en pena por toda la eternidad”

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