En este planeta, Apophis, es donde hace 400
años nació Fudo, el hijo mayor de la familia más reconocida en el campo de la
brujería. Toda la población los conocía
como los Swoltz. Vivían en la parte más desolada de la ciudad llamada
Shamballa, para poder así practicar todo tipo de hechicería.
Fudo era hijo único, sus padres pensaban que él
sería amable ya que su elemento era el aire, pero se equivocaron, tenía muy mal
carácter, ni siquiera con ellos mostraba respeto, era una persona que no
demostraba interés en socializarse con nadie, salvo con un bebé dragón al cual
apodo Wrath. Pero a pesar de eso, como era el único heredero de la familia, lo
enviaron a una escuela donde le enseñaron la gran magia, la más poderosa de
todas, la del Dragón, la cual dejaba un sello en cualquier parte del cuerpo.
Pasado unos años el pequeño brujo fue
incrementando su poder, hasta que su nombre era prácticamente una leyenda. Cuando
este tenía 260 años de edad, pasó algo inesperado
para todos, la familia Swoltz habían tenido otro heredero, era una niña, de
cabellos negros y unos hermosos ojos color violeta, a la que llamaron Akemi,
que nació en la época del fuego. Todos temían que su hermano mayor fuera
hacerle daño, ya que nunca había demostrado amor por ningún ser a excepción de
Wrath. Por lo tanto no dejaban que se acercara a su pequeña hermana recién
nacida. Al principio Fudo no mostro ningún interés en conocer a su hermana,
pero al pasar los días y ver que todos solo hablan de lo bella y la gran bruja
que podía llegar a ser, se le despertó la curiosidad, ésta, lo provoco hasta
tal punto que una noche a escondidas decidió irrumpir en la habitación de su
sucesora cuando esta tenía tan solo 2 años. Esa noche Akemi sonrió con gracia y sus ojos violeta
brillaron en la oscuridad cuando vio a su hermano mayor, lo cual provoco que el
corazón de éste sintiera una calidez que nunca había experimentado. A partir de
ese momento decidió que aunque se lo prohibiesen iría a ver su hermana todas las
veces que pudiera burlar las autoridades de aquel castillo.
Los pocos momentos que podían pasar juntos,
Fudo le enseñaba otras artes además de la brujería, como tocar el piano,
pintar, cantar, entre otras tantas más, lo que provocaba gran interés en Akemi.
El joven temía que se enterasen que había quebrantado las reglas en cuanto a no
ver a su hermana y por esto le había pedido a ella que mantuvieran en secreto
su estrecha relación y sus constantes visitas.
Así pasaron unos 5 años y se seguían viendo a escondidas
pero eso no disminuyó el aprecio y el lazo que se había formado entre ellos. Durante el día Fudo vigilaba a su hermana
desde las alturas de los árboles, o desde las sombras del castillo, mientras
ella lo buscaba con la mirada, cuando sus ojos se cruzaban su hermano mayor le
sonreía y la saludaba con la mano a lo que esta respondía con una tímida
sonrisa por miedo a que la descubrieran. Para esa altura la pequeña bruja tenía
7 años, y era hora de comenzar su entrenamiento y llenar su mente de
conocimientos, ahí fue donde todo se pone al descubierto, porque cuando comenzó
con sus clases en el templo ya poseía
experiencia con sus habilidades características de su elemento, no le era
difícil controlar las llamas de las velas o que salieran chispas de sus dedos,
también sabía que podía adquirir otros poderes gracias a la gran piedra roja
que se forjaba en ese mismo lugar, la cual permitía poder usar hechizos relacionado
con los otros componentes. Al principio pensaron que la niña era superdotada y
que la familia había concebido a una bruja a la que todos le tendrían respeto e
incluso se rumoreaba que ella podría vencer a su hermano mayor. La pequeña
Akemi se esforzaba mucho en no prestar atención a esos comentarios, aunque se
le era muy difícil, pero cuando estaba por mencionar algo Fudo siempre aparecía
frente a ella tomando la forma de otras personas o de algún animal, haciendo
algo característico que solo ellos entendían. Pero un día la pequeña de esos
brillantes ojos violetas amaneció enfadada, provocado por un sueño en el cual
sus padres la alejaban de ese ser al que tanto apreciaba y al escuchar que a
Fudo se le iba a prohibir estrictamente la entrada al templo por la simple
razón de que la hija mas pequeña de los Swoltz estaba allí, ella estalló de
rabia.
-NO, no pueden prohibirle el paso a mi hermano,
él…él es el único que realmente se preocupa por mí, el que me ayuda a practicar
los hechizos que no puedo realizar y además él…..-
Akemi nunca termino de decir su frase porque
todos salieron corriendo del lugar para llamar a sus padres y contarles lo que
la jovencita había dicho, ella quedo sola con los ojos llenos de lagrimas
mirando hacia abajo por un par de minutos hasta que escucho una voz muy
familiar.
-¿Creo que no te he enseñado a gritarle a las
personas ¿o sí?
Era él, su hermano mayo recostado contra el
marco de las puertas de madera con las manos cruzadas y mirándola con una leve
sonrisa en sus labios.
-Hermano….HERMANO YO NO QUERÍA…..
-Shhh, tranquila pequeña brujita- Le decía
mientras se acercaba con lentitud y con una voz suave- no hiciste nada malo.
-Pero yo…yo no pude mantener mi promesa
-Si, tienes razón, pero para tener la edad que
tiene lo has hecho muy bien, ¿quieres que te muestre algo?
Los ojitos de la niña se iluminaron y asintió
con la cabeza, pero en ese momento alguien irrumpió en el lugar, era su padre,
un hombre alto de pelos negros y ojos tan oscuros como la mismísima noche, el
muchacho de pelos verdosos al verlo se puso delante de Akemi, apretó sus puños
y con la mirada fija en su padre, estaba a punto de decir algo cuando este lo
interrumpió.
-¿No se te había ordenado mantenerte alejado de
ella?
-Ja, seguramente- Con un tono sarcástico y haciendo
una mueca con sus labios- Pero ninguno de tus trucos son impedimento para mí
-¿Qué quieres probar hijo?, ¿Qué eres mejor que
yo?, ¿Qué a tu corta edad llegaste a donde a mi y a tu madre nos costó más?,
¿Qué es lo que quieres, dime qué es?
-Ninguna de todas esas tonterías que estás
diciendo, sé que no me tienes aprecio, pero…
-BASTA HERMANO, BASTA PAPÁ…ya no peleen
Los dos brujos se quedaron callados y se
quedaron mirando fijamente a la pelinegra que estaba con las segas fruncidas
mirándolos fijamente, pasaba de uno en uno
-Hermano, no pelees mas ¿sí?, Papá….deja que
vea a mi hermanito mayor, lo quiero mucho y sé que él a mi también, dale una
oportunidad, veras que no te fallará.
El hombre quedo desconcertado ya que no
esperaba que su primer heredero reaccionara ante el pedido de la mas chica sin
emitir ninguna queja y que la forma en que la miraba era con ternura, era la
primera vez en esos 267 años que Fudo mostraba una actitud pacífica frente alguien,
lo que provoco que solo pudiera pronunciar unas pocas palabras antes de marcharse
-Esta..está bien, Fudo cuídala.
Después de ese memorizable hecho los dos se la
pasaban prácticamente todo el tiempo juntos, el muchacho la ayudaba con sus clases,
le hablaba sobre sus pequeñas aventuras, sobre Wrath y a donde él iba Akemi
estaba a su lado.
Pero la paz no duro mucho, un día el cielo se
volvió negro, y retumbó una voz en toda la ciudad se escucho “Este planeta me
pertenecerá a mi jajajaja” provocando un gran descontrol y que se llamara a una
junta invocando a todos los brujos y magos de todas partes para comenzar la
batalla, era Chaos. Entre esos magos
estaban los dos hermanos.
La batalla comenzó, Fudo y Akemi se cuidaban
entre si, tratando de ayudar a todos los que podían, pero Chaos fue más fuerte,
los dos vieron caer a todos, sus maestros, sus colegas, sus amigos, sus padres,
los aldeanos, uno por uno fueron cayendo en las manos de Chaos.
En poco tiempo todo el planeta quedo destruido,
quedando pocos sobrevivientes en él, a lo que la fuerza maligna que ellos
llamaron Dark Force le dio a elegir si formar parte de su ejército o morir instantáneamente,
todos prefirieron la muerte antes que ayudar a la fuerza que masacro su pueblo,
excepto los dos hermanos. Fudo dio un paso al frente con la cabeza agachas, y
con los puños cerrados.
-Valla, valla un valiente
Se escucho de fondo, el joven de pelos verdes
levanto la vista hacia el cielo con una mirada llena de ira, pareciera que
estaban prendido fuego.
-Yo me uniré a tu…-Su hermana trato de detenerlo
pero el prosiguió.- Ejercito… solo con una condición.
-¿Te atreves a darme condiciones cuando tu vida
y la de tu hermana están en mis manos?... si que tienes agallas, eso me gusta, haber
te escucho!.
-No la lastimes- Señalando a Akemi- …
-Muy bien si es eso… Ella tendrá que aceptar unírsenos.
-Akemi?... ¿vienes conmigo?
La pobre muchacha bacilo muchísimo pero al ver
el rostro del chico de ojos violetas supo que este estaba generando un plan
para volver a recuperar la paz y la vida en su reino, cueste lo cueste, por lo
cual está se levanto, tomo la mano de su hermano y mirando al cielo con un hilo
de esperanza, acepto el trato.
Pasaron siglos y ellos todavía son presos de
Chaos. Pero llegara el día en que estos dos hermanos Logren su objetivo.
FIN
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