jueves, 10 de noviembre de 2011

Muñeca de lana

Me encontraba en un ciudad, no se cual era, no la tengo registrada en mi mente, ni como se llama, ni donde queda, absolutamente nada, solo sé que me encontraba en aquella ciudad, caminando, tratando de ver si los podía identificar alguna calle, algún negocio, algo que me dijera que mi ciudad o alguna otra, pero nada. Seguía caminando, observando, y todo era extraño, las personas, eran muchas, todas distintas, grandes y chicos, y cada vez que entraba en una nueva calle, encontraba cada vez mas personas caminando.

No sabía de que se trataba, el pánico entraba cada vez, aunque tratara de controlarlo cada vez podía menos, se acercaba muy rápido, ya sentía sus brazos a mi alrededor, y allí en ese momento donde me entro la desesperación, el miedo, comencé a correr, sin saber a dónde, no conocía nada, todo era raro y extraño, y cada vez aceleraba mas, tenía que llegar algún lugar o ver a alguien conocido que pudiera ayudarme a descifrar mis preguntas y calamar mi terror.

Las cuadras pasaban a mi alrededor y podía controlar mi velocidad, corría cada vez mas y mas rápido, como si de eso dependiera mi vida, pero sabía que nadie me está persiguiendo, y quería calmarme pero no logreaba manejar mi cuerpo, ni el pánico. Entre a una calle, que para cruzarla tenias que subirte a un puente, era bastante alto, unos dos o tres metros, me dio miedo, odio las alturas, pero pensé “no importa, si lo cruzo quizá, solo quizá, pueda encontrar algo que me ayude”, y así lo hice, subí esas escaleras sin sentir ningún cansancio.

Me encontraba en el principio del trayecto para cruzar esa ancha y transitada avenida, como no había nadie en aquel momento, solos autos y camiones que necesitaban esa ruta, decidí ir caminando, y tratar de regularizar mi respiración y mi corazón, porque en cualquier momento sentía que iba a desfallecer. Cuando comencé mi caminata, sentía un pequeño cosquilleo en mis pies, supuse que era por todo lo que había andado ese día, y no le preste atención, sino que seguí mi recorrido, de repente comencé a notar que los vehículos eran cada vez menos, y me comencé a relajar cada vez. Cuando mire hacia abajo, me percate que había un hilo que iba cayendo, me detuve y observe. Me percate que ese hilo, era en realidad lana, y que abajo, donde tocaba el asfalto tomaba forma, todavía no definida, era entretenido mirar eso, me traía curiosidad quería ver que era eso que se estaba creando a dos metros de distancia. Comencé a observar a mi alrededor, haber si veía a alguien que estuviera haciendo ese acto tan atrapante, pero no veía nada, los autos ya dejaron de circular, no había nada que interrumpiese esa vista.

El cosquilleo que sentía en el pie ahora lo sentía en la rodilla, le eche un vistazo para ver si no me había lastimado ni nada, pero cuando clave mis ojos en ella, encontré el problema me estaba desintegrando, y esa lana que estaba formando esa figura allí abajo, provenía de mi, me dije “si me asusto, no solucionare nada, me seguiré desintegrando igual, si salgo corriendo también, hacerle un nudo, no eso no ayudaría en nada” ya que la lana no salía de mi, sino que lo se desprendía de mi era la piel, la carne los huesos, y a medida que se iban despojando de mi ser se trasformaban en ese hilo. Decidí quedarme hay observando, al fin y al cabo no serviría de nada, haga lo que haga, intentase lo que intentase no solucionaría nada, terminaría desintegrada por completo.

Me quede mirando como todo eso ocurría, por suerte no sentía ningún tipo de dolor, solo cosquilleo, como si tendrías hormigas caminando en tu cuerpo. Paso un tiempo no muy largo, habían sido unos 30 minutos cuando ya estaba llegando a mi cabeza, y me di cuenta que lo que se estaba formando allí abajo era una muñeca de lana, me sorprendí, no había logrado hacer ningún tipo de razonamiento cuando ya no pude ver mas, mis ojos también se desintegraron, solo seguía sintiendo ese cosquilleo, y dentro de nada ninguna sensación pude sentir.

No se cuanto tiempo estuve así, pero sentí que alguien me agarro, me sacudió un poco y me pego algo en la cara, era ojos, pude ver, esa persona que tenía en frente no se quien era no lograba verle la cara, pero me coloco en un rincón de lo que parecía ser una habitación, me pare en mis dos piernas, me costaba mantener el equilibrio pero al poco tiempo me acostumbre, y me miraba centímetro a centímetro, punto por punto, y si era una muñeca, pero faltaba ver mi rostro. Esa persona, una joven por lo que pude decir por sus manos de uñas largas y pintadas de negro, con relucientes anillos y una pulsera de mariposas me alcanzó un espejo, lo tome entre mis manos y me detuve a prestar atención a esa imagen que se dibujada ante mis ojos, no había duda esa era yo, agache mi cabeza, me senté en el piso, y no tuve mas conciencia.

Lo último que recuerdo antes de desfallecer fue la dulce vos de aquella joven que trato de mostrarme otro tipo de vida que me decía.

-No te angusties, muchos pasaron por esto, no dejes que la depresión te venza y pierdas la conciencia para formar parte del mundo material sin razonamiento, para comenzar a ser un no vivo, y ser tratada como a cualquier juguete, seguí tu vida siendo una muñeca, pero feliz, y trata de alegrar a otros.

No comprendí sus palabras, además ya habían sido demasiado tarde quizá me las tendría que haber dicho antes de que colocara el espejo en mi rostro, como dije ya era tarde, era una muñeca con ganas de perder la conciencia, y así lo hice!.

0 comentarios: